A veces acudo a mi práctica buscando calma, a veces busco vitalizarme, a veces sentir mi cuerpo, siempre busco encontrarme. A veces no busco nada, practico.

…Y TODAS las veces cuando termino mi sadhana (práctica) me siento muy viva. Me siento presente. Siento que soy mejor persona.  Siento mi vida más amable, más en su sitio, que todo tiene sentido.

…Y sigo viviendo desde el corazón, siguiendo mi propósito, amando lo que ES.

…Y me revuelvo y aparecen unas nubes o tal vez un tornado.

…Y sé con toda mi fe que el yoga está esperándome con todo su ESPACIO para que vuelva a mi centro, para que vuelva a quererme así como soy, con mis luces y sombras, con mi movimiento y con todo lo intacto e imperecedero que también SOY.

Comencé a practicar la meditación en el 1.998 cuando conocí a Sesha (Ivan Oliveros) y La Vedanta Advaita. Para mí fue un flechazo. Reconocí en su enseñanza aquello que sin saberlo anhelaba y mi vida tomo un nuevo rumbo.

Aumentó el brillo en mi experiencia del presente. Empecé a sentir lo que es ser algo más allá de mi historia. Eso me transformó. Comenzó el mirar hacia dentro, el empezar a quererme, el encuentro conmigo y con lo Superior en mi.

Entró el Yoga en mi corazón. Me distraje y me centré mil veces, monté una empresa, una firma de joyería, viví mis locuras y disfruté de vivir lo de “afuera”.

Me cansé.… ¿Cómo vivir mi vida siendo conmigo y con el mundo?

Comenzó la práctica continua e ininterrumpida del apredizaje de mi misma.

Me formé y autoestudié: Yoga, Vedanta, Gestalt, Tantra, Hakomi, 5 ritmos, Bioenergética, budismo, astrología y más. (abajo mi CV)

Practiqué Hatha, Iyengar, Asthanga, Vinyasa yoga…